El apodo, es el nombre que suele dársele a una persona,
tomado de sus defectos corporales o de alguna otra circunstancia. En Nicaragua
casi todos tenemos un apodo, que puede ser bueno, malo, feo, despectivo,
afectivo, agradable o desagradable.
Entre los miles de apodos podemos mencionar los mas usados
que son: moncho,
churepo, roperón, frijolero, la viejita, el brujo, el zorro, la charamusca, mandril,
garrobo, chojito, el chivonegro, lencho mantequilla, huevó chimbo, cherepa, la
guacamaya, y la gata.
En los barrios las familias tienen sus apodos, por algún
defecto físico o por el trabajo a que se dedican, como por ejemplo: Los
Raspaderos, Los Cucarachas, Los Cheles, Las Tomateras, los finos, los
galleteros y las tortilleras. Los chóferes de Transporte Urbano Colectivo, también tienen
sus apodos, los cuales se pueden observar escritos, en las unidades de buses,
como por ejemplo: El mil amores, Llegó tu muñeco, Papichulo, A puro dolor, El
magnate, El águila del sur, El capitán, El salvaje, El halcón, Amor libre,
entre otros. Los taxistas no se quedan atrás en tener sus apodos, los
cuales sí son directamente dirigidos a los conductores de taxis, entre los
apodos a taxistas se pueden mencionar, el jefe, El carnal, Chaca, El mono, El
flaco, El polillas, El negro y más.
Los políticos no se escapan de los apodos, y la población es
la que se encarga de ponérselos, en algunos casos, son sutiles, y en otros, son
muy fuertes. Por mencionar a algunos: Eduardo Montealegre, Ratón; Arnoldo
Alemán, Rotoldo; Pedro Solórzano, Pedro Carretón. Los apodos forman parte de la cultura e identidad nicaragüense, quienes tenemos
la facultad creadora e inventiva de nombrar de diferentes maneras a una solo
persona, por eso sigamos usándolos.
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